UN MAL PLANTEAMIENTO.

Tengo en el horno un post acerca de porqué los datos de las cajas negras no se almacenan en la nube directamente, y otro post acerca del desarrollo de los sistemas CAD para la creación de diseños, y en los dos me encuentro con el nombre de Dassault, un fabricante de aviones francés.

falcon
Uno de los cinco Falcon 900B de Dassault propiedad de España.

Tal como he dicho otras veces, me viene ocurriendo últimamente que buscando información para escribir un post de informática, que es lo mío y a lo que me dedico, me encuentro con alguna historia relacionada con la aviación que me fascina. Y, si bien ésta no es tan impactante como la del Tristar L1011 de Lockheed, sí tiene elementos comunes, como la implicación de los gobiernos y el posterior fracaso comercial del que, en un principio, parecía un avión fantástico. Esto, unido al hecho de que  estos días se está hablando, y mucho, del avión del presidente, un Falcon 900B, fabricado precisamente por Dassault, me mueve aún más a dedicarle unas lineas a un avión del fabricante francés.  Y aunque el Falcon és un avión de negocios -España cuenta no con uno, sino con cinco aviones Falcon destinados al transporte aéreo del Rey, del presidente del Gobierno y de sus ministros-, yo prefiero hablar de un modelo diferente: El Mercure 100.

Dassault Aviation.

España fragua a principios de los 70 una colaboración político-económica con Francia, y adquiere tecnología armamentística francesa, básicamente los cazas Mirage fabricados por Dassault, quince de los cuales acaban en la base aérea de Manises, y son los responsables de los estallidos sónicos que durante mi infancia amenizaban las clases en mi colegio. España también adquiere, al mismo fabricante el 29 de julio de 1970, el primer Falcon 20, equipado con una consola y un moderno registrador de datos de altura. Los Falcon 20, con su avanzada tecnología, supusieron un salto cualitativo en los medios técnicos de inspección de las ayudas a la navegación. El Falcon del presidente, del que tanto se habla ahora, es un Falcon 900B  de 1.988 y es una versión más moderna de este avión.

Dassault, como decimos, es el responsable del novedoso registrador de datos de altura que incorporaba el Falcon de principios de los 70, el cual recogía parámetros como la trayectoria, la altitud, la velocidad, las condiciones meteorológicas, la posición de los mandos, las condiciones de los motores y el despliegue de los elementos aerodinámicos en cada fase de vuelo, datos que se guardaban en la caja negra del avión. Más tarde, su subsidiaria Dassault Systèmes, desarrolla CATIA, el programa de CAD líder en el mercado en el sector del diseño asistido por ordenador. Aquí ya podéis vislumbrar de que van los post que tengo en el horno. En resumen, Dassault también es el responsable del Mirage, del famoso Falcon del presidente y, sobre todo, del Mercure 100.

El Mercure 100.

Dassault viene de triunfar, como decíamos, con aviones como el  Mirage y el Falcon , y decide dar el salto a la aviación comercial fabricando su primer avión -y hasta el momento, último- de pasajeros. Para ello, busca un hueco estratégico y cree encontrarlo en las rutas cortas, dado que todos sus competidores, Boeing y Douglas, solo poseen aviones con poca capacidad -unos 100 pasajeros- para cubrir este tipos de rutas . En definitiva, los aviones americanos son poco eficientes para trayectos cortos. Así, Dassault decide diseñar un avión específico para cubrir de forma eficiente estos trayectos cortos, de hasta 1.700 Km. Al avión lo llamarán Mercure 100, y será, a todas luces, el mejor avión de su tiempo para desempeñar esa función. A su vez, será también un gran fracaso comercial.

El mejor… en las distancias cortas.

El Boeing 737-100 o el Douglas DC-9, en 1968, transportaban entre 90 y 104 pasajeros en rutas de hasta 3.500 Km. El Mercure fue diseñado para cubrir rutas de hasta 1.700 Km, pero el diseño del avión le permitía transportar 150 pasajeros, dado que tenía que tenía una cabina más ancha. También tenía un perfil aerodinámico optimizado para un mejor ascenso y descenso, un techo más alto -volaba a más altura- y era un poco más rápido. En definitiva, Dassault tenía el mejor avión para este tipo de trayectos. Tanto es así, que la compañía, con la ayuda del gobierno francés, y en previsión a la alta demanda que iban a tener, construyó cuatro plantas de producción específicas para el Mercure repartidas por todo el territorio francés. La idea era construir 300 unidades, quedando el avión amortizado a partir de las 150 unidades, según calculaba el fabricante.

Un gran fracaso comercial.

Con 2 prototipos y 10 unidades en producción, Dassault lo tenía todo apunto para empezar a fabricar «Mercures» como churros. El primer prototipo construido voló el 28 de mayo de 1971, propulsado por motores Pratt&Whitney JT8D-11 ,los mismos que  usaban sus competidores, los aviones DC-9 y B-727. El segundo prototipo realizó su primer vuelo el 7 de septiembre de 1972, esta vez propulsado con los mas potentes JT8D-15 . Pero Dassault no recibió ni un sólo pedido.  Ni siquiera cuando le bajó el precio -se llegó a ofrecer con un 25% de descuento para hacerlo más competitivo- consiguió colocarlo en el mercado. Las aerolíneas continuaban optando por adquirir aviones más versátiles, dado que los países de la periferia de Francia no tenían necesidad de hacer vuelos regionales en aquellos momentos. Solo Francia daba el perfil. Y en los EEUU, donde las distancias son tan grandes, el avión no tenía razón de ser. A todo esto se sumó la crisis del petróleo, el limitado poder adquisitivo de las aerolíneas, un dólar devaluado y una alta tasa de inflación. Este error colosal de cálculo hizo al fabricante pensar en remodelar el avión para dotarlo de más autonomía y mejorar su alcance, pero el avión se diseñó tan específicamente para trayectos cortos que la versión mejorada, el Mercure 200, que no llegó a materializarse, solo conseguiría aumentar el alcance hasta los 2200 Km. Únicamente la compañía francesa -participada por el gobierno- Air Inter, realizó un pedido de 10 unidades, hasta que en 1975, dado el fracaso de su comercialización, se canceló la producción. Uno de los dos prototipos fabricados al principio fue remodelado y vendido a la misma compañía en 1985. En total, 11 Mercure surcaron los cielos hasta hasta 1995, cuando dejaron de dar servicio, tras efectuar 440.000 vuelos y transportar a 44 millones de pasajeros.

Jamás tuvo un accidente.

PD. Aquí os dejo un pequeño vídeo (con subtítulos en español) que explica el fracaso del Mercure 100.

Fuentes:  https://es.wikipedia.org/wiki/Dassault_Falcon  https://es.wikipedia.org/wiki/Dassault_Mercure https://es.wikipedia.org/wiki/Boeing_737 https://es.wikipedia.org/wiki/McDonnell_Douglas_DC-9 http://miaviacioncomercial.blogspot.com/2011/01/dassault-mercure-100.html https://greatbustardsflight.blogspot.com/2017/01/la-dimension-politica-del-mirage-f-1.html

Deja un comentario